La regla 3-30-300, la fórmula urbanística que revolucionará las ciudades
Fuente: El Español
Las reglas para reverdecer las ciudades no están definidas. Cada urbe es un mundo. Barcelona no es igual que Nueva Delhi. Y Nueva Delhi no es igual que Río de Janeiro. Por tanto, establecer un precepto universal, de igual aplicación en todas las urbes del mundo, es casi una quimera. Pese a ello, para Cecil Konijnendijk, un investigador neerlandés especializado en silvicultura urbana, es posible desarrollar normas simplificadas y directrices fáciles de recordar que ayuden en la tarea de crear una mayor infraestructura verde urbana.
Así concibió la regla 3-30-300, una norma que reconoce la necesidad de llevar la naturaleza a todos los barrios, calles y casas de las ciudades. Bajo esta premisa, Konijnendijk, director del Nature Based Solutions Institute y profesor honorario de la Universidad de la Columbia Británica (Canadá), sugiere un primer elemento y es que todo ciudadano pueda ver al menos tres árboles de un tamaño decente desde su casa.
El segundo de los elementos se refiere a alcanzar un 30% de cubierta vegetal en un barrio, un concepto planteado por el profesor australiano Thomas Astell-Burt y su equipo. En un estudio publicado en 2020, el equipo de investigación liderado por Astell-Burt descubrió que alcanzando ese umbral se reducía la incidencia de diabetes, hipertensión y enfermedades cerebrovasculares. Otros estudios también han relacionado las zonas verdes en las ciudades y una mejor salud mental.
Aunque para Konijnendijk no es suficiente con alcanzar una cubierta del 30% en toda la ciudad, ya que “el arbolado no estará distribuida uniformemente y las poblaciones más marginadas suelen tener menos árboles y zonas verdes en sus barrios”. Por tanto, considera que, al planificar urbanísticamente, hay que tener en cuenta que ese 30% se debe alcanzar a partir de un reparto uniforme por toda la ciudad.
Finalmente, la tercera pata del puzle lo completa la regla de que ningún ciudadano debe estar a más de 300 metros de un espacio verde amplio. En este caso, la propuesta de Konijnendijk se basó en la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que propone una distancia máxima de 300 metros de una zona verde recreacional de al menos 1 hectárea de tamaño.