La Sostenibilidad ya cuenta, para los cuentos y las cuentas
A continuación ofrecemos un extracto del artículo publicado por nuestra asesora de Sostenibilidad, Isabel Roser, en la revista Directivos & Gerentes
Todos hemos oído decir en las empresas que “lo que no son cuentas son cuentos” y con ese sambenito hemos convivido durante muchos años los veteranos que nos dedicamos a lo que antes se llamaba RSC, Responsabilidad Social Corporativa, y que ahora ha evolucionado a ESG /Liderazgo Sostenible. Eran tiempos en los que se pensaba que en el negocio solo redundaba lo tangible y la consecución de objetivos a corto plazo y nosotros nos movíamos en lo intangible y en el largo plazo en la mayoría de los casos, en temas que no se consideraban que incidían en los riesgos y oportunidades financieras.
Durante mucho tiempo, los que nos dedicamos a este asunto hemos tenido que buscar nuestro sitio dentro de las organizaciones. Pero esta travesía en el desierto curte, da músculo de reacción al regulador, crea vínculo con los grupos de interés y genera conocimiento profundo de las compañías, sus impactos, su cultura… ese barro que es tan importante saber manejar para crear y construir el arte de la gestión de las organizaciones (y de las sociedades) y llevarlas al éxito. Esos años han sido como navegar entre las tempestades, preparando la calma.
Y la calma llegó hace unos pocos años, sobre todo desde 2016, con el apropiamiento consciente, sereno e inteligente de la Sostenibilidad por parte de los diferentes grupos de interés: reguladores, inversores, pasando por el consumidor ciudadano y el financiador, hasta llegar a algunos CEO activistas que ya la consideran como criterio indispensable de excelencia en la toma de decisiones. Y congratula, al menos para las convencidas desde hace tiempo, el ver que en 2022 y sobre todo a partir de 2023, la sostenibilidad cuenta, para los cuentos (relato) y las cuentas (facturación, financiación, inversión). Esta nueva etapa, en la que la sostenibilidad y los criterios ESG se han convertido en un tema estratégico para las empresas, nos hace, por fin, poder maridar rentabilidad-productividad con el desplegar y ser proactivos en la excelencia en el gobierno corporativo, el manejo de los impactos positivos en lo económico, social y medioambiental y que ello redunde, de manera crucial, en la competitividad y liderazgo de las organizaciones. Por tanto, estamos en un momento que requiere de un abordaje con tino- fino, ya que todos los desafíos y emergencias han empujado al regulador, particularmente al europeo, a lo que mis buenos amigos los Albertos, de EY, han denominado el “tsunami regulatorio” y que se suma, a nivel ciudadano, a lo que David Grayson llama “la era del propósito”, donde las empresas ya no pueden ser indecisas o vacilantes ante la sostenibilidad, deben ir con toda su capacidad de transformación y demostrarlo.