40 años de Asociación, más de 600 en el Sector
La Asociación de Constructores de Balears se constituyó el 5 de mayo de 1977, al amparo de la Ley 19/1977, de 1 de abril, sobre regulación del derecho de asociación sindical, y siendo pionera en Balears entre las organizaciones empresariales que se adaptaron al marco democrático. Configurada como entidad sin ánimo de lucro al servicio de las empresas constructoras, el tiene como objetivo principal la defensa de los intereses de las empresas en su integridad (empresario, socios inversores y trabajadores), dar una respuesta eficaz a sus necesidades profesionales y ser el interlocutor ante las administraciones, instituciones sociales y entidades vinculadas al mundo de la construcción.
Sin embargo, la actividad asociativa regulada por unas normas internas y fines comunes se remonta, como mínimo, a 1405, cuando el gremio publicó las primeras ordenanzas reguladoras del sector. Desde el siglo XIII, cuando Jaime I conquistó Mallorca, ya hay constancia de que los albañiles estaban organizados entre sí. Ya en el siglo XIV, en 1364, los albañiles de Mallorca decidieron colectivamente construir una capilla gremial en la iglesia de Santa Eulàlia de Palma, tras haber sido invitados a hacerlo como segundo colectivo, después del de argenteros. Los primeros representantes sectoriales fueron Guillem Axeló y Andreu Massot, que se comprometieron a construir la capilla, donde figuran las armas del escudo del colectivo, formado por una escuadra, un compás y un martillo cortante de cantería. El compromiso de este colectivo se manifestó en 1405 en un códice en el Arxiu del Regne de Mallorca con el objeto de «mejorar y prosperar para beneficio y aumento del oficio y de la cofradía, para el bien común, y para alabar a Dios, honrar al Rey y servir al municipio (Mallorca)».
En 1514 el gremio creó una comisión permanente para agilizar la toma de decisiones, formada por 14 miembros, tres de ellos obligatoriamente menores de 30 años. El organismo se encargaba, además de representar al colectivo, de hacer cumplir la normativa laboral, los deberes asistenciales, y asignar un maestro a los aprendices que no alcanzaran los cuatro años de oficio, por lo que tenía una clara vocación social. Como curiosidad, consta que además de los apellidos autóctonos, figuraban los de «mallorquines» del Rossellón (entonces Reino de Mallorca) y de provenzales y sicilianos. El gremio se fusionó también con los yeseros y sumó a algunos fabricantes de material, por lo que también era evidente su vocación de unir al sector. En 1674, además, se reguló definitivamente la formación de los aprendices, algo que no parece tan sencillo en la actualidad, pues la Fundación Laboral de la Construcción lleva años proponiendo una Formación Profesional (FP) especializada y apenas ha encontrado entusiasmo en la Administración.
Estos gremios fueron la simiente del Gremio Provincial de Maestros Albañiles de la Asociación Patronal de Albañilería, Edificación y Obras Públicas y de la actual Asociación de Constructores de Balears, que han unido y representado al sector desde el siglo XX.
Hoy en día podemos decir que la actividad de la Construcción es una de las que acumula más historia de Balears; que las obras levantadas en Balears han dejado impresionados a reyes y célebres visitantes desde la Edad Media, y que desde el siglo XX ha sido clave no solo para las actividades agrarias e industriales tradicionales, sino también para situar Mallorca, Menorca, Ibiza y Formentera como destinos turísticos reconocidos a nivel mundial por la calidad y sostenibilidad de sus infraestructuras, instalaciones, establecimientos, y viviendas. En parte este reconocimiento es debido a los siete siglos de asociacionismo, representación ante las instituciones, y formación gremial, que ha heredado la Asociación de Constructors de Balears.